jueves, 31 de enero de 2013

Aniversario del gobierno del Partido Popular

Hoy el Presidente del Gobierno hacía balanza de su primer año en el ejecutivo del Estado. Como no podía ser de otra manera, en un discurso extremadamente leído, un mal orador nos decía que todo lo que habían hecho lo habían hecho por nuestro bien y en ningún caso la culpa era suya. La culpa, ¿de quien? Del gobierno socialista de José Luis Rodriguez Zapatero que ocultó que el déficit era del 9, y no del 6%, un 50% más de lo que se creía, una desviación que fue en mayor parte generada por las autonomías. Podéis llamarme loco, pero es que resulta que esas dichosas comunidades autónomas que más han desviado déficit, que más deuda han generado, han sido algunas regiones como Murcia, Valencia o Madrid, gobernadas por el Partido Popular. ¿Es que no tenían conciencia del déficit que estaban creando? Así que si queremos hablar de herencia recibida, podemos estar aquí hablando un buen rato, pero no quiero ahondar más en este tema, quiero incidir una vez más en que quedarse en la parte que más se conoce de las medidas de este gobierno nos lleva a equívoco, nos lleva a pensar que es simple austeridad lo que mueve a este gobierno, pero este no es el caso. Este gobierno ha seguido una hoja de ruta aparentemente improvisada —aunque no lo creo, nadie acepta llevar a un país sin un camino marcado, quede reflejado en el programa electoral o no—, a la que han apodado de manera simpática "Agenda Reformista", pero la reforma no es más que un refuerzo de lo que ya estaba construido, porque se supone que funciona mal y que unos retoques mejorarían su labor, y eso no es lo que está haciendo el PP, sino que están destruyendo todo lo que costó años y años conquistar, todo aquello que costó un gran esfuerzo y que constituía el orgullo de una nación que acababa de resurgir en su forma democrática y que le tocaba enmarcarse y competir a nivel europeo en la UE y a nivel mundial. Asuntos fuertemente asentados en nuestro sistema, como la sanidad, la justicia o la educación ahora se ven continuamente damnificados. Y por ello hay que diferenciar reformar con reconstruir, porque este gobierno está tirando los pilares de nuestro Estado del Bienestar y poco a poco minando los puntos que sustentan nuestro Estado de Derecho para convertirlo en el Estado de la Derecha, una nación dividida en ideologías y procedencias, en la que el acceso a aquellas herramientas que pone a nuestra disposición el Estado del Bienestar se garantizan solo a aquellos a los que pueden permitirse el gasto mientras los impuestos (que deberían financiar esto) suben de manera abusiva e injustificada. Un estado en el que el despido no tiene que indemnizarse y en el que queda justificado por la buena fe del empresario. Y finalmente un estado en el que se da libre albedrío a los defraudadores y se criminaliza a los ciudadanos que luchan por lo que quieren.
Este gobierno, a parte de todo lo antes citado, trata de idiotas a sus ciudadanos y a sus distintas autonomías, negando competencias y recurriendo las medidas que las distintas regiones deciden aceptar con su dinero. El gobierno central pretende, por ejemplo, incompatibilizar un impuesto fiscal a los bancos del 0.1% aprobado en consenso en los Presupuestos del 2013, porque según ellos, el gobierno del estado ya ha puesto un impuesto a los bancos, un impuesto del 0%. También han decidido que las CCAA tenían hasta ahora mucha capacidad de decisión en materia educativa y el gobierno ha aceptado la dura tarea de regular en mayor medida una competencia que sí pertenecía a las autonomías. Podéis decir lo que queráis, pero a mí estas medidas me hacen pensar que nos toman por idiotas, y que piensan que las CCAA no tienen capacidad de autogobierno, y eso es falso, es falso porque lo hemos demostrado, porque no somos menos que nadie, y porque a los que de verdad deberían mirar debería ser a aquellos gobiernos que sí han contribuido sobremanera al crecimiento del déficit que alcanzó sin que el gobierno lo supiera el 9%, y no a Asturias, ni a Euskadi, y que tampoco se dediquen a calumniar el sistema sanitario de Andalucía, que siempre se ha identificado por su fuerte apuesta por lo público solo por distraer, por evadir la atención de lo que están haciendo en Madrid, en la que construyeron hospitales privados que ya ha habido que rescatar, lo que demuestra una vez más que la gestión privada no es más eficiente.
También decía Rajoy en su comparecencia que se ha reducido en un 30% el gasto ministerial, ahorro que atribuirá en cualquier caso a la aglomeración de competencias ministeriales y a la eliminación de algunos otros. Por favor, ¿Cultura, educación y deporte? No hablemos ya del ministro al cargo de esto, relacionado más bien con un ámbito de la cultura religiosa más sectaria. Desaparece el Ministerio de Igualdad, porque, en fin, no era necesario, pero desde su destrucción ha crecido notablemente la desigualdad entre géneros. Este ministerio aparece integrado en el Ministerio de Sanidad y Bienestar Social, otras dos disciplinas que están íntimamente relacionadas. Pues sería bueno decirle al Señor Rajoy que un país al que debería admirar más que a Alemania (Alemania está fallando en sus medidas de asfixia económica), Francia, con Holland a la cabeza, ha alcanzado la friolera de 30 ministerios, mientras que cada miembro del ejecutivo se ha bajado un 30% el sueldo. El número ha crecido y se han bajado el sueldo sin desdeñar tampoco la importante labor pública que llevan a cabo, esto acompañado de una serie de medidas de austeridad junto a otras de crecimiento y a otras de carácter social, hacen que Francia sea un país que tener como ejemplo, sea cual sea el gobierno que esté al frente. En mi opinión, la reducción ministerial dificulta la toma correcta de medidas por la ausencia de especialización de los órganos que garantizan la representación de todos los sectores de la sociedad.

Así pues, nos encontramos ante un año de gobierno en el que se han llevado unos recortes necesarios para reducir el gasto, pero otras menos necesarias sino absolutamente incoherentes en las que se ha recortado a lo loco en lo social, en la educación y en la sanidad, un año en el que se quiere emplear la justicia para recaudar, poniendo trabas en el acceso a esta, que debería garantizar el bienestar social. Un año en el que se ha reducido la representación ciudadana, y en la que se han antepuesto los intereses de los bancos a los de la gente, y finalmente un año en el que se ha cedido soberanía sin garantías a cambio, porque como decía Rubalcaba en el Congreso de los Diputados la semana pasada, ceder soberanía sí, pero a quien, para qué y cómo. Una afirmación coherente teniendo en cuenta que fue el gobierno socialista el que empezó a ceder esta soberanía, y teniendo en mente que los socialistas somos especialmente europeistas, y que en esta concepción de la Europa Democrática en la que creemos, la convivencia y la solidaridad tienen que estar por encima de los intereses personales y egoístas que podamos tener. Tampoco que hay que olvidar, y habría que resaltar el aumento de la diferencia de género, reflejada tanto en la violencia de género como en la estructural, y de la violencia y criminalidad que han crecido en las calles. Yo así no quiero salir de la crisis, no quiero salir de la crisis vendiendo mis derechos, el Estado de Bienestar y el Estado de Derecho, no quiero salir de la crisis si es por medio del retroceso en todo aquello que tanto y tan duro trabajo que nos costó conseguir. Por eso, unámonos en contra de un enemigo común y digamos más alto que no, que no estamos dispuestos a "prostituir" la democracia.

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