Entendemos el "hembrismo" como una corriente basada en la falsa creencia de que la mujer es superior al varón por naturaleza. Entendemos el hembrismo como una corriente, y lo cierto es que jamás he conocido a una hembrista ni he oído hablar de ninguna, ni en mi vida personal, ni en la pública sordidez de las redes sociales. Por eso vengo a afirmar, igual que muchas otras personas, que ese término no es más que un arma para poder calificar así a cualquiera de las mujeres que pretendiendo su igualdad a través del feminismo, y teniendo que quitar, de manera inevitable, privilegios de género al varón. Evidentemente esto sólo tiene como misión el mantener la fuerza de opresión social a la mujer que supone el patriarcado, y hoy lo podemos ver más que nunca cuando, pese a los grandes avances que hemos alcanzado en España durante estos últimos 40 años, vemos como desgraciadamente el machismo se sigue cobrando más víctimas mortales y no mortales en el ámbito doméstico, o como se revelan datos que revelan a empresas que incumplen con la igualdad salarial entre ambos géneros. No está de más recordar que el machismo se manifiesta de manera transversal, es decir, en todos los ámbitos íntimos y públicos de mujeres y hombres, pero ahora quiero hablar de esta supuesta "VIOLENCIA HEMBRISTA" a la que hace referencia Jaime Ballesteros, militante de las Nuevas Generaciones del Partido Popular.
Ya tenemos claro lo que es el hembrismo (superioridad natural de la mujer respecto al varón), y el machismo (superioridad natural del varón frente a la mujer). ¿Pero qué podría diferenciar los trágicos casos en los que en el ambiente doméstico una persona agrede ya sea de manera física o no a otra? ¿Cómo saber si se debe a alguna de estas dos corrientes? ¡Tranquilidad! Yo os sacaré de vuestras dudas:
La Violencia Machista es un fenómeno derivado de la errónea creencia que supone al varón superior a la mujer por su propia naturaleza. En muchas ocasiones también responde a que en esta relación de opresor-oprimida exista una supuesta "pertenencia" de la mujer a su pareja. Esto nos puede parecer una barbaridad (y lo es), pero hasta no hace mucho tiempo, la mujer necesitaba de la firma de su marido o padre para cualquier acción legal, y no es que hayamos salido del todo de ese agujero de tutela legal, cuando se plantean seriamente asuntos como que una mujer necesite de la firma del padre de su futura criatura para abortar. En conclusión: La violencia machista se produce por una clara relación de poder, en la que el varón viola los derechos de la mujer como individuo. Y no podemos denominar "Violencia Hembrista" a la situación en la cual es la mujer la que agrede a su compañero, porque no se debe a que en la sociedad exista el sentimiento de que las mujeres sean superiores.
Castiguemos cualquier tipo de violencia, pero llamemos a las cosas por su nombre, y tengamos mucho cuidado con caer en las trampas de la derecha conservadora, que no son más que lobos disfrazados de corderos que pretenden dañar indirectamente los movimientos propios (por desgracia, únicamente) de la izquierda progresista.
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