lunes, 20 de mayo de 2013

Un Martes de Campo sin Rock

      El otro día daba un paseo y pasaba por delante de una tienda de música de Oviedo a la que entré para preguntar el precio de dos guitarras, y ya en la tienda entró un amigo. Andres Gonzalez Arias, que organiza(ba) el concierto que año tras año un grupo de jóvenes realizaban con motivo del Martes de Campo, festividad ovetense, en el parque Purificación Tomás, que daba voz a tantas y tantos jóvenes que tienen por hobby la música. Mi sorpresa llegó cuando al preguntarle que cómo iba el festival, me dijo que no iba ni bien ni mal, simplemente no iba.

       Es extraño que esto ocurra ahora, cuando tenemos un alcalde que supuestamente venía a regenerar tanto su partido (el del pueblo, perdón, el popular), como la institución que preside: El Ayuntamiento de Oviedo. Un alcalde que amaba la música y la cultura juvenil, y que pretendía realizar un festival de indie en verano. Ahora tenemos claro que lo hará, pero sólo para los suyos. Repito una vez más: Será un cambio, porque las formas están siendo distintas, es más afable al menos, pero jamás se le llamará regeneración si el contenido de su política sigue siendo la misma.

       Gracias a este evento, mi grupo y yo dimos el concierto más grande que hemos dado hasta el momento, por lo que entenderéis que tenga especial fijación en ella, aunque hoy hablo aquí como joven preocupado por la cultura y por su municipio, y no tanto como músico.

       Este festival, al que yo he visto crecer, desde tocar con nuestro equipo a pelo, cubriendo la lluvia con un plástico que nosotros mismos sosteníamos, a hacerlo sobre un escenario y un equipo técnico para el sonido, este festival ha encontrado trabas a cada año. Todos menos uno, en el que si lo recordáis, Oviedo ostentaba una candidatura a ser la capital de la cultura en 2016. Durante el año de esta candidatura, el ayuntamiento de Oviedo sólo tenía buenas palabras para las y los jóvenes músicos de la ciudad. Yo recuerdo haber llegado a tocar una vez a la semana. Y alegremente tocábamos entre dos grandes cartones con los lemas de la ciudad. La ciudad perdió esta candidatura, cosa lógica, no nos sorprendamos, y el ayuntamiento dejó de sentir simpatía por los jóvenes y por los hosteleros que permitían su desarrollo artístico en su propiedad. Volvio la presión policial (brazo armado de la política), y las multas que obligaron a muchos a cerrar sus locales. Y esta es la situación que ocupamos ahora las y los músicos. Una situación de persecución, y opresión que impide que la ciudad crezca, y que se generen más ingresos. Pura ideología conservadora, como siempre.

       Este alcalde dirá lo que quiera, pero no he visto tanta mano dura hacia la música alternativa como con Agustín Iglesias Caunedo: baluarte del cambio de fachada de un partido que si hay algo que no tiene en su agenda es precisamente su regeneración.

Feliz Martes de Campo a todos y todas.

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